Como hoy en día hay tanta destrucción y mas hacia la naturaleza y viendo la pobre herencia que le estamos dejando a los nuevos brotes que llenan las ciudades, nos vemos obligados a fabricar un bosque imaginario ya que es la única forma que no sea destruido, en el que puedan perdurar todas las especies animales y toda clase de vegetación.
Este bosque era impenetrable por varias razones: una la espesura de su vegetación que hacia enfadar al todo poderoso sol, que no le dejaba penetrar sus fuertes rayos hacia la tierra y la otra razón era la historia o fábula que se trasmitía de generación en generación, todos los habitantes del pueblo se preguntaban cuanto había de verdad, los mas temerosos eran los mas pequeños, se decía que habitaban brujas malas que se comían a los niños, otros decían que habían monstruos y los mas ancianos, que habitaba en el un gigante al que culpaban de todos los destrozos naturales como los desprendimientos, se decía que era el que tiraba grandes piedras que provocaban incluso tormentas y la caída de árboles, aunque nadie atestiguo de haberlo visto jamás porque no se atrevían a adentrarse en el bosque. Había tanto miedo, que incluso en invierno preferían pasar frió por no tener leña suficiente e ir a buscarla. Los niños crecían con la vida limitada a pequeños paseos por el pueblo que en numerosas ocasiones se convertían en rutina y mas pensando que podían estar disfrutando en el bosque y bañarse en el río.
Pero gracias a la ignorancia que a través de ella hay mucho valiente y un poco arto de tantas privaciones, les dio a todos una lección, al menos así lo comentaban en el pueblo, ya que es mejor morir como un valiente y no estar acobardado toda la vida, esto fue lo que impulso al valeroso niño que sin decir nada a nadie cogió un puñado de caramelos junto con un trozo de pan y una botella de agua, lo metió todo en su mochila y se adentro en el bosque. Los primeros pasos fueron firmes pero a medida que avanzaba empezaron las dudas y mas cuando la mente le decía una cosa y el corazón otra. Las ganas de aclarar de una vez todo el misterio fue lo que le empujaba a seguir con valentía y entereza.
Conforme se iba adentrando, vio que la espesa vegetación iba disminuyendo, había muchos claros, lo que mas le llamo la atención fue la gran cantidad de animalitos que había. El niño creía que los animalitos al verlo huirían pero paso todo lo contrario, se acercaban sin miedo y esto fue lo que acabo de darle todo la confianza que le faltaba. Prosiguió su camino y observo que todos los animales le seguían desde el mas pequeño al mas grande, los pájaros parecían un coro de angeles cantando, uno fue muy atrevido y se poso en el hombro del niño, este saco de su mochila un trozo de pan y comenzó a dárselo. Todo transcurría muy tranquilo y con mucha paz, al contrario que en el pueblo, ya que salto la voz de alarma cuando se enteraron del atrevimiento del niño. Habían carreras de un lado a otro, las mujeres acompañaban a la madre del muchacho rezando y pidiendo su protección. Sus amiguitos de clase también se unieron a la búsqueda como un pequeño ejército cargando sus manos y bolsillos de piedras, aunque sus voces desgarradoras cada vez eran más fuertes ninguno se atrevía a adentrarse en el bosque.
Ajeno a todo esto, el niño un poco cansado se sentó al pie de un árbol, de pronto escucho un fuerte ronquido que le sorprendió porque no era de ningún animal, mas bien le parecían que era de un humano, sin ningún miedo se levanto para averiguar de que se trataba, al dar unos pasos se vio rodeado por todos los animales que le impedían continuar, se quedo tan sorprendido que al principio no comprendió lo que sus amiguitos querían hacer o decirle. La calma y la tranquilidad son nuestras aliadas para resolver este pequeño dilema y sacando de su mochila los caramelos los repartió con sus nuevos amigos. Le dejaron paso pero todos le seguían tan de cerca que casi no le dejaban andar. Cuando el niño llego al lugar de donde procedían los ronquidos se quedo paralizado al comprobar que el hombre que dormía era el ser mas grande que jamás había visto, hacia por lo menos cinco veces mas que su padre.
El factor sorpresa paso rápido y el niño quedo aun mas maravillado cuando vio que todos los animalitos lo dejaron a el y se fueron al lado del gigante, este acto fue lo que definitivamente tranquilizo y desapareció todo el miedo de su persona. Recordó unas palabras de su padre que le dijo que todo humano que ame a los animales jamás puede ser malo. Paso algo que rompió toda la tranquilidad, al parecer el búho era el portavoz de todos y acercándose al gigante le dijo algo al oído que hizo despertarlo, al incorporarse todos los árboles se movían como si hubiera un fuerte viento. Cuando abrió los ojos y vio al niño se puso rápidamente en pie y se escondió detrás de un gran árbol, el niño corrió también con un poco de miedo a esconderse mientras tanto todos los animalitos reían muy divertidos viendo como se comportaban los humanos tan diferentes a ellos, puesto que tenían mas amistad, cordialidad, dialogo y menos miedo.
Poco a poco se fueron acercando, el niño saco un caramelo y se lo dio al gigante, este lo cogio y de un mordico se comió hasta el papel, el niño le pregunto porque era tan malo, porque tiraba piedras tan gordas en los tejados de la aldea y porque le tenían tanto miedo. El gigante con lagrimasen los ojos de dijo que el no era malo que en un tiempo vivió en la aldea y quería mucho a los niños pero los adultos se reían de el y le insultaban, por lo que decidió venirse a vivir al bosque con mis amigos los animales. El niño observo que decía la verdad acerca de sus amigos ya que al ver que el gigante lloraba los animalitos empezaron también a llorar. Incluso los pájaros formaban una corona en la cabeza para alegrarlo. Cuando se tranquilizo le dijo al niño que lo siguiera, cada paso que daba el gigante retumbaba el suelo, de un paso a otro miraba de no pisar no solamente a los animalitos también se cuidaba de no pisar los brotes nuevos de los árboles.
El niño cada vez estaba mas maravillado, era lo mas bonito que había visto en su vida, el río parecía un cristal, había un tobogán desde donde todos los animales se resbalaban para nadar en el río, había también columpios y carros con ruedas de madera que eran tirados por zorros, invitaron al niño a subir y todos cantando recorrieron todo el bosque.
Quiero terminar diciendo que los habitantes de la aldea disfrutaron del maravilloso bosque, que jamás les falto leña en los inviernos, pero todos acataron la ley del gigante que no matarían ningún animal y respetarían los árboles y los ríos.
Comentaban que este bosque duro no solo años, mas bien siglos.
Queréis que os hable que fue del gigante: pues vivió en la aldea en compañía de todos los habitantes los cuales le respetaban nombrándole no solo guía del bosque sino también alcalde y guardián de la aldea.Quiero darle un consejo a todos los niños del mundo: aunque los mayores no tengan razón tenéis que respetarles sus sabios consejos, ya que algún día cuando seáis grandes entrareis al bosque a buscar vuestro FALSO GIGANTE y aunque desde vuestra pequeña altura nos veáis como gigantes todos no somos tan malos. Y cuidar los bosques
miércoles, 25 de julio de 2007
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