martes, 17 de noviembre de 2009

LAS ROSAS

Cuentan que una vez ocurrió, una bella historia que pasaría de generación en generación. Explican que hubo una vez un jardinero que tenia tres rosas que eran toda su vida. Tanto las mimaba que parecía que le faltaban horas para estar junto a ellas. A la más mayor le llamaba abuela. Le enseño y aconsejo hasta que fue un hombre. La segunda le llamo madre, le debía su vida, la educación y las fuerzas para luchar y la madurez en todos los caminos de la vida.

A la tercera, aunque no era de su sangre, la quería por igual, y le llamo amiga. Porque le debía lo mucho que hizo por él cuando era un niño, dándole cariño, secándole sus lágrimas de miedo y soledad.

Pero toda historia tiene una parte incomprendida por tanto dolor. Un día entró en el jardín y su corazón no pudo resistir lo que vio. Alguien sin escrúpulos había arrancado la rosa amiga y cuenta que desde entonces jamás se le vio reír, aunque aún le quedaba dos, su tristeza iba en aumento, preocupando a las otras rosa, que aunque le animaban y le dieron todo su cariño, no pudieron consolarle.

Aunque nuestro dolor no podamos superarlo la vida continua imparable, y crecemos con dolor o sin él, aunque el recuerdo permanezca a lo largo de nuestra vida.

Como dicen los sabio: “las penas no vienen solas”. un poco tiempo después y, por su edad, la rosa mayor se marchito. Quedando en el jardín solo la rosa, que el llamo madre. Dicen que vivió con ella mucho tiempo, pero jamás olvido sus otras dos compañeras. Fue cuando se marchitó la última se le escuchó decir: “ nunca olvidaré todo el amor que me disteis y la gran enseñanza que aprendí de cada una de ustedes”. Juró que cada día le pediría a dios que encontrara la rosa que arrancaron del jardín de su corazón.

Pasaron los años, para él fue toda una vida recorrida con mil y un camino, más penas que alegría, pero para este hombre, aunque su vida era muy dura, dejaba unos momentos para pensar en la rosa que un día partió obligada del jardín de la ilusión. Pero la vida en muchos momentos nos guarda las más gratas sorpresas. Y más después de pedir tantas veces el reencuentro, con lo que tanta pena le causo.

Un día cuando las esperanzas deja paso al desespero y la desilusión, ves como se abren las nubes y vemos de nuevo el sol. Fue lo que vio a través de sus ojos, sonrisa y sus gestos. La rosa que un día apartaron de él. Volvió a la tierra muy joven, en comparación el jardinero que ya era mayor. Entonces la alegría aparta todas las penas, las palabras brotan como poesía. El jardinero la hablo con tanto cariño y con un amor muy distinto del que puede haber entre un hombre y una mujer. La rosa joven no estaba acostumbrada a tanta admiración, los primero momentos fue de aturdimiento y más por la diferencia de vida que había entre los dos.

Pero poco a poco fue comprendiendo y sus pétalos se fueron abriendo para recibir los elogios. El jardinero ya podía morir tranquilo, había reunido a sus tres rosas, comprendiendo que el amor perdura más allá de la muerte. Y más si tenemos como testigo a dios.

Esta historia no es única, puesto que le habrá ocurrido a miles de personas. Espero que como este jardinero, encontréis vuestra alma gemela o esa rosa que un día arrancaron de vuestro jardín.

Cuando se tiene las cosas tan seguras y creemos mucho en dios, él nos llevara a muchos momentos amargos y a muchos dulces.

Hoy que el jardinero no esta en la tierra tengo la completa seguridad que nunca la olvidara y más sabiendo que en ella se despertó el verdadero amor.

Regaría con mis lágrimas las rosa de mi corazón, para sentir el dolor de la espina y el encarnado beso de sus pétalos.

Que nuestro dios os ilumine y podáis encontrar vuestra rosa en la tierra como la encontré yo. Que la luz ilumine vuestros caminos.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Siempre he pensado que es espiritualmente imprescindible tener un jardincito con rosas frescas. Y no hay nada más placentero que disfrutarlas regándolas y dejándote envolver por su vivo perfume.

Lástima que a veces el desespero o el miedo te pueden. Te hacen sentir débil, incapaz de cuidarlas, incluso crees que ni te las mereces. Y te invade el vacío.
En esos momentos, el jardín se deteriora y, por supuesto, no nace ninguna nueva rosa, y menos la más anhelada.

Imaginemos que el jardinero está enfermo, se siente desilusionado y desesperanzado. Agotado y triste. Atemorizado porque su salud, su vida y su jardín penden de un hilo.

Aunque la fe hace persistir el recuerdo de su precioso jardín, a veces no consigue que esa fe sea suficiente para creer que volverá a tenerlo.

¿Qué más me queda hacer, amigo Antonio, para no perder la esperanza de recuperar el jardín de mi vida? ¿Cómo puedo vencer este miedo a mi operación que no llega?

De todo corazón, un fuerte abrazo de tu amiga, la de las piedras.
:)

Yl dijo...

Tener fe en dios o en quien creas, en la fortaleza de tu espiritu y en las esperanza.

el pensamiento negativo siempre esta ahi, pero...
si puede pasar todo lo malo, tambien puede pasar todo lo bueno, eso no hay que olvidarlo nunca.

Anónimo dijo...

me ha encantado la histori antonio,eso es la vida,un jardin que poco a poco desaparecen unas flores para aparecer otras,si cabe aun mas bellas,yo tengo mi jardin cuidado pero el tiempo pasa sin remedio,lo autentico es que esas flores sepan antes de desaparecer lo que han sido para uno,y lo mucho que hemos aprendido con ellas y que se lleven todo el amor posible para que cuando vuelvan lo hagan con mas fuerza,un abrazo antonio para ti y tu jardin.

Pilar dijo...

Hoy tengo mucha tristeza tu relato, de "Las Rosas"es como mi vida,que estaba llena de rosas y flores y de pronto me quedo sin ellas.

Veo que todo se cae a mis pies lo que tanto nos costo levantar una casa,mis padres el amor de el quedan mis tres hijas y mi nieta.

La primera rosa mis padres uno se fue,con esa espantosa enfermedad !ALZZEIMER!Y
ELLA tambien se va de lo mismo muern en vida y tu con ellos, porque te dejan un gran vacioy ya no puedes contarles tus cosas y sentir sus caricias y sus sonrisas

despues de cinco años aun me quedo con la mano en el telefono para oir sus voces.

La segunda rosa es el desamor que medeja sin saber como actuar porque en mi ya no hay nada los celos y desconfianza lo an matado aunque lo e intentado salvar pero no se puede vivir del recuerdo de lo que fue ahora es el presente y no tiene nada que ver con el pasado

Con ello se lleva parte de nuestras vidas y volver a comenzar de nuevo TU dices que tengamos fe en DIOS pero yo ahora estoy rota porque no puedo engañar me con mis sentimientos y hacer como si no pasara nada hay que ser sincero y pasar el dolor ahora que mas tarde.

Y mi ultima rosa son mis tres rosas y mi rosita de 8 meses que me hacen seguir no se asta donde ni cuando. gracias "Amigo de la Barba"

Anónimo dijo...

Que gran verdad, este relato es sin duda, la vida misma, yo tube la gran suerte de encontrar a mi alma gemela, aunque no estemos juntos.
pero sera mi alma gemela para el resto de mi vida, y es reciproco.
un beso muy grande,
Sr,Antonio.

Encarnita dijo...

Una bonita história sr. Antonio, como la vida misma.
Aunque las rosas se marchiten y desaparezcan de nuestras vidas, allá en algún lugar del cielo nos estarán esperando para que cuando nos toque el turno de realizar ese viaje al reencuentro de nuestras queridas rosas, sintamos con la misma alegría y el amor que aquí en la tierra.
Si eres el afortunado de tener esas tres rosas maravillosas. Por
favor cuídalas, amálas, respétalas, en vida, porque tú y ellas os lo mereceis. Un abrazo.

Anónimo dijo...

Hola Antonio, tan sólo agradecerte tus palabras...Hoy nos hemos conocido y ha sido un placer estar contigo.
Gracias por tus palabras, por tu ser, por tu relatos...son la luz que le hace falta al mundo...
Un abrazo y encantado de conocerte.
Sé que no volveré a volar...pero Dios me da la ilusión para recordar lo bien que lo pasé y la ilusión para luchar por lo que me gusta.
Espero que nuestros caminos se vuelvan a encontrar algún día.
Un abrazo

Pedro