EL ÁNGEL

Un día soleado y brillante un ángel escapo del cielo para bajar hasta nuestro mundo, a dar una vuelta, y empezó a vagar por campos, bosques, ciudades y aldeas. Justo después de ponerse el sol desplegó sus alas y dijo: “ ya se ha acabado el paseo, ahora debo regresar al mundo de la luz. Pero antes de irme elegiré algunos recuerdos de mi estancia aquí”.

Miro una preciosa flor de un jardín y exclamó: ¡ que bonitas son y que bien huelen estas flores! Eligió la más hermosa e hizo un ramo. A continuación comentó: “ no hay nada más bello y perfumado que estas rosas, así que voy a llevármelas”.

Pero miro un poco más lejos y divisó a un bebe de ojos chispeantes y carrillos sonrosados, que observaba a su madre y sonreía. Entonces exclamo: ¡vaya! La sonrisa de este bebe es más bonita que este ramo. También me lo voy a llevar.

A continuación dirigió su vista más allá de la cuna y descubrió el amor maternal que emanaba como el agua de una fuente y arropaba al niño en la cuna. Entonces exclamó: ¡vaya! El amor de esa madre es lo más bonito que he visto hasta ahora. Creo que también me la llevaré. Y con esos tres tesoros emprendió el regreso hacía la puerta perlada de los cielos. Pero a medio camino se detuvo.

Antes de proseguir quiso examinar sus recuerdos. Observó las flores, pero estas se habían marchitado. Contempló al bebe, pero su sonrisa se había apagado. Miro el amor maternal y este seguía intacto, con su belleza inmaculada. Entonces de deshizo de la flores marchitas y de la sonrisa apagada y continuo su camino.

Reunió a todos los habitantes del cielo y les dijo: “aquí tenéis lo único que he encontrado en la tierra que mantiene su belleza hasta llegar al cielo. El amor de una madre”.

Espero que con este escrito se conmuevan vuestros corazones y emocione vuestro espíritu. Y al mismo tiempo comprenderéis que llenáis vuestros corazones con cosas muy importantes para ustedes, pero para dios, si no las regáis con vuestro amor, carecen de importancia.