miércoles, 9 de abril de 2008

EL RUISEÑOR

Es el único pájaro que no se puede enjaular porque es libre, si lo enjaulamos muere de pena.
Hay muchos seres humanos que les pasa lo mismo que al ruiseñor, lo único que quieren es una rama para cantar y un nido para el amor.
Érase una vez un pájaro adornado con un par de alas perfectas y plumas relucientes, coloridas y maravillosas, en fin, un animal hecho para volar libre e independiente y alegrar a quien lo observase en su vuelo.
Un día una mujer lo vio y se enamoro de el, se quedo mirando su vuelo con boca abierta de admiración, el corazón latiéndole mas deprisa de lo normal y los ojos brillantes de emoción. Lo invito a volar con ella y los dos viajaron por el cielo en completa armonía. Ella admiraba, veneraba, adoraba al pájaro, y eso le llevo a pensar:
Tal vez quiera conocer alguna montaña lejana? Y la mujer tuvo miedo de no volver a sentir nunca mas aquello con otro pájaro, en ese momento sintió envidia de la capacidad de volar del pájaro.
Comenzó a sentirse sola y pensó: ¡voy a poner una trampa!, de esta manera la próxima vez que el pájaro venga no volverá a marcharse. Así lo hizo, el pájaro que estaba también enamorado volvió al día siguiente cayendo en la trampa, de esta manera fue encerrado en la jaula.
Todos los días ella miraba al pájaro, allí estaba el objeto de su pasión y se lo enseñaba a sus amigas,y estas le comentaban:
Eres una persona que lo tiene todo. Sin embargo empezó a producirse una extraña transformación, como tenia el pájaro y ya no tenia que conquistarlo, fue perdiendo el interés. El pájaro sin poder volar ni expresar el sentido de su vida se fue consumiendo, perdiendo el brillo, se puso feo y ella ya no le prestaba ninguna atención excepto para alimentarlo y limpiar la jaula.
Un día el pájaro murió, ella se puso muy triste y no dejaba de pensar en el, no recordaba la jaula, solo le venían a su cabeza las imágenes del día que lo vio por primera vez, volando contento entre las nubes.
Si hubiese profundizado en si misma, descubriría que aquello que la emocionaba tanto del pájaro era su libertad, la energía de las alas en movimiento, no su cuerpo físico.
Sin el pájaro su vida también perdió sentido y la muerte vino a llamar a su puerta.
¿Por qué has venido? Le pregunto a la muerte.
Esta le contesto: Para que puedas volar de nuevo con el por el cielo. Si lo hubieses dejado partir y volver siempre, lo admirarías y lo amarías todavía mas, sin embargo ahora necesitas de mi para poder encontrarlo de nuevo.

Tener siempre la completa seguridad que después de la muerte nos volvemos a encontrar.

No hay comentarios: