Cuanto cambian las personas según su comportamiento, según nuestros vestidos, la forma de comportarnos, nuestra imagen o lo que damos. Nos puede cambiar hasta la forma de creer o pasar de ser muy religioso a no creer en nada.
Todos tenemos una historia que contar, de nuestra niñez, pubertad, juventud o madurez. Mi historia es bastante fuerte, porque pensamos que conocemos a los que conviven con nosotros, incluso a nuestros familiares o amigos y estamos muy equivocados.
Todo empezó donde nací y de la familia que era. Mi familia era muy adinerada, tenia tierras y muchos vienes invertidos en casas y maquinarias agrícolas, pero en honor a ellos puedo decir que no eran terratenientes ni egoístas, pues todo aquel que llamaba a nuestra puerta nunca se iba con las manos vacías o sin trabajo. Así con estos valores fui creciendo, con unos cimientos firmes y con unos sentimientos tan puros que ya desde niño no había días que llevara a mi casa mas de un mendigo, por los cuales tenia grandes debilidades, siempre pensé que detrás de las ropas raídas de la suciedad, había un ser humano. Con su historia aprendí tanto de ellos que muchas veces los envidiaba.
Unas de estas historias y la que me impresiono fue la que me contaba un hombre, que mas de una vez comió y dormid en casa, con lagrimas en los ojos, que en un tiempo cuando era joven lo tenia todo, poder, riquezas , muchos amigos o eso creía él. Le dio a mucha gente pobre, fundo un hospital de enfermos terminales, en el cual murieron sus padres, muy bien cuidados, pero por mucho que demos siempre hay alguien descontento o dentro de esa plaga de envidiosos que arrasan esas buenas cosechas.
Por unos pagos que no llegaron, unas malas gestiones y acusado de delitos que jamás se me hubiera ocurrido, de pronto me vÍ perseguido y desterrado . Lo que mas me dolía es que eran los de mi propia familia. Pero hoy no los culpo, ni busco venganza, todo lo contrario les doy las gracias porque encontré la libertad y la felicidad teniendo mucho menos de lo que tenia.
Recordando esta historia me pregunto muchas veces el porque de estas personas, que vienen a la tierra a dar o ayudar a los demás, se le ponen tantas trabas, es incomprensible en vez de facilitarles el camino vamos a por ellos porque la envidia nos corroe y como no somos capaces de hacer lo que ellos hacen, los imitamos y al no llegar, los odiamos y lo único en que pensamos es coger adictos a nuestra causa y destruirlos, pero esto no es nuevo, pasa en todas las generaciones.
Bueno quiero seguir con mi historia como toda tiene un pueblo o ciudad, la mía era una ciudad grande donde disfrutaba de dos iglesias, como ellos decían la pequeña y la grande, esta ultima tenia algunas imágenes regaladas por mis padres, aparte para mantenerla tenia cada mes una buena cantidad de dinero, por esta generosa aportación estábamos muy bien considerados en la comarca, pero esta hipocresía era lo ultimo para mi, lo mas importante era que todo el mundo nos apreciaba, lo mismo el trabajador que el mas pobre, pasando por todos aquellos, a los que mis padres les habían ayudado. Recuerdo un caso muy especial había una familia judía que nadie se acercaban a ellos porque un día en el sermón del domingo al párroco se le ocurrió la grata idea de decir que estaban endemoniados que esto era contagioso, incluso el medico que era muy católico les negó reconocerlos incluso en ese día que el mas pequeño cogió la neumonía. Recuerdo cuando su padre llamo a nuestra puerta, fui yo quien abrió, contaría en aquel tiempo mas o menos unos 15 años, jamás podré olvidar la cara de miedo de este hombre y mas su mirada puesta en el suelo sin atreverse a levantar la cabeza, me impresiono tanto y mas sabiendo que aunque no lo podían ver tenia el orgullo de ser el mejor mecánico de maquinaria agrícola. Sin pensarlo lo abrace llevándolo al despacho de mi padre.
Al poco tiempo empecé a creer en los milagros porque no solamente el medico atendió a pequeño, también trabajo con mis padres durante mucho tiempo y cumplió su mas esperado sueño, que era volver a su Israel del alma.
Desde mi ventana veía la escalera de la puerta principal de la iglesia mayor, donde veía tantas cosas agradables pero también ví muchas cosas desagradables, entre ellas la que mas odiaba era el trato que se le daba a los mendigos, veía como los empujaban para que abandonaran la puerta, los trataban como si fueran apestados, incluso los niños que tenían que haber tenido la asignatura de comportamiento, les escupían y les tiraban piedras. Entre el ir y venir de personas, conocidas o no, había una que destacaba entre todas, era una mujer, que a pesar de mis años la tengo y la tendré, no solo en mi mente, sino también en mi corazón.
Cada día la veía con su ropa raída, pero limpia. Siempre iba sola, en silencio con la cabeza un poco baja, pero lo que mas me llamaba la atención era ese maravilloso ramo de flores rojas donde resaltaba unas rosas que parecían que las habían cortado del jardín del cielo. Pero me dolía y me revelaba porque nunca la dejaban entrar, le cogían las flores en la puerta y ella sin decir nada se volvía sin mirar para atrás. Siendo como mi padre, amante de defender las injusticias, me jure que un día averiguaría el porque, así fue como sin comerlo ni beberlo me encontré enfrentado a esta sarta hipócrita que hay en todas las religiones y en toda la política, porque el día que me jure de ver de cerca de esta mujer de las flores llego. Si algo nos interesa o queremos averiguar, no tendríamos que demorarlo. Recuerdo que la estaba esperando, era uno de esos días de lluvia que aunque no era fuerte empapaba. La ví llegar como siempre, pero esta vez todas las flores eran rosas rojas, llego asta la puerta, esperando a que salieran y le cogieran las flores, peor esta vez fui yo el que me adelante y cogiéndola del brazo, le obligue a entrar conmigo al interior del templo. Todos, incluso ella, no daban crédito a lo que estaba sucediendo. Ella primero se resistió un poco, pero luego se dejo llevar dentro, llevo directamente las rosas, dividiéndola en dos partes, para la virgen y su hijo Jesús, dejándose una de ellas para dármela a mi, y luego se marcho.
La cara del párroco, que tuvo que parar la misa, era un poema, cuando me mando llamar, tarde todo el tiempo que quise. Me soltó sin rodeo que como era capaz de hacer semejante barbaridad, yo me lo quede mirando y le dije a que se refería, esto lo puso aun mas rabioso, me dijo que esa mujer estaba maldita y desde hacia mucho tiempo le tenia prohibida la entrada a la iglesia. No le pregunte porque, solo le dije que si había hablado seriamente con dios y le había dicho él tal locura, se dio media vuelta amenazándome que esto no quedaría así.
Cuando los feligreses empezaron a salir de la iglesia me miraron con ojos para crucificarme, pasaron por mi lado insultándome. Solamente una anciana me dio las gracias y me dijo que fuera a hablar con la mujer de las rosas. Pensé tanto en el episodio que jure que iría en persona para saber la verdad. Cuando le conté a mis padres lo ocurrido en la iglesia, pusieron cara de sorpresa pero me dijeron que estaban orgullosos de mi porque nadie hasta ahora se había atrevido a hacer lo que el había hecho, les explique mis intenciones de ir personalmente a saber la verdad sobre aquella mujer. Mis padres quisieron decirme algo pero preferí que se callaran, lo único que acepte que me dijeran que la mujer ellos la conocían personalmente que era una gran mujer.
Espere a la semana siguiente porque se acercaba la semana santa, donde la fiesta se celebraba a lo grande. Por las aportaciones de los ricos de la comarca, entre ellos, quizás la aportación mas generosa era la de mi padre, por eso , para no perderla, nunca se menciono el incidente con el párroco. Pero jamás podía pensar que seria la ultima semana santa que pasaría con mis padres, porque primero mi madre y luego mi padre me dirían adiós. Pero esto quiero dejarlo para contarlo mas adelante.
Una mañana fui a ver a mi amiga de las rosas, cuando llame a su puerta, el corazón me latía muy rápido. Antes de que abriera tuve tiempo de echar una mirada a la casa, mas pobre imposible, todo estaba en ruinas, lo único que alegraba la vista era la cantidad de rosales de todos los colores que había en el pequeño jardín, justo enfrente de la casa.
Cuando por fin abrió la puerta su cara de sorpresa era tal que tuvo que pasar unos segundos para que reaccionara. Me presente, entonces fui yo el que se llevo una sorpresa, me conocía desde que nací, sabia todo sobre mi familia, lo bien que hacían por toda la gente, pero ella nunca se atrevió a ir a mi casa porque podía causarle trastornos con estas personas. Me recriminó la valentía de días pasados haciéndola entrar en la iglesia, con mirada muy seria me advirtió que tuviera mucho cuidado y que no me fiara de nadie. Después de todo fui al grano y le pregunte que pasaba con su familia y la gente del pueblo. Al principio estaba un poco reacia pero se sentía protegida por mi y como todo ser humano, cuando tenemos grandes problemas y no tenemos con quien compartirlos, nos da la sensación que aun pesan mas, quizás esto fue lo que pensaría mi buena amiga.
empezó su relato retrocediendo muchos años atrás, yo aun no había nacido, me dijo que lo que me iba a contar jamás se lo contó a nadie. Lo empezó desde el principio, hablo cuando su marido y su hijo eran considerados los mejores constructores , los llamaban de todos los lugares, estaban todos muy orgullosos de tener unas eminencias en la construcción y que fueran hijos del pueblo. Todos les felicitaban pero un buen día todo se vino abajo. El alcalde de aquel tiempo, tenia mucho poder, se decía que había hecho fortuna en muy poco tiempo y por su amistad con el párroco de la iglesia menor, también se le acusaba. Estos tenían mucha gente que siempre iban y venían con ellos, se les tenia verdadero pánico, nadie decía nada y soportaban todos los abusos.
Un día los mando llamar a mi marido y a mi hijo, aunque tenían mucho trabajo, no podían negarse por ser el Sr. Alcalde. Les mando tirar unas paredes viejas para ampliar las cuadras. Contaba mi marido que al derribar una de ellas, encontraron unos documentos que desvelaban toda la trama de muchos de los personajes del pueblo, encabezada por las autoridades municipales y eclesiástica, hasta aquí todo bien, porque tengo la completa seguridad que aunque lo hubieran leído nunca dirían nada, pero había una tercera persona que ellos no vieron, pienso que fue un cuñado del alcalde el que los delato. Pude comprobar por mi misma que la maldad de los seres humanos no tiene limites. Entre todos simularon un accidente donde perdieron la vida mi marido y mi hijo, nunca se sabría como fue porque para disimularlo, también moriría el cuñado delator, así callarían todas las voces. Pero al mismo tiempo también murió mi alma y las ganas de vivir. Mi impotencia y rabia era tan grande, no solamente por las muertes sino también por la cantidad de mentiras que se decían, una de ella y la que mas me dolió fue que dios los castigo a los tres porque su egoísmo los llevo a caer en el pozo que estaba abierto buscando dinero que estaba según ellos escondió y que una parte, días antes, lo cogieron y se lo entregaron a su mujer.
Me condenaron a mi también, me negaron todo tipo de ayuda, no me dirigían la palabra, solamente un familia judía que según tengo entendido tus padres ayudaron. Me negaron entrar en la iglesia, así fue como tu me conociste y esta fue mi historia. Le di las gracias por confiar en mi, sin decir palabra se abrazo a mi y aun no se como por arte de magia me encontré con una rosa en las manos.
Al poco tiempo mis padres murieron, quisieron vengarse, por el problema con el párroco y se negaron a darles una misa, pero el pueblo se opuso y no tuvieron mas remedio que dársela. Fue tanta rabia que hizo precipitar las cosas, lo vendí todo sacando una fortuna que tendría para el resto de mi vida, fue cuando me aleje del pueblo de mis padres el que me vio nacer. De la única persona que me despedí fue la mujer de las rosas, sus ojos se les llenaron de lagrimas deseándome las mejores de las suertes.
Como toda historia tiene un final y como el mejor amigo de este joven me autorizo para que fuera y el que contara todo lo que aconteció desde que un día precisamente hoy hace siete años ocurrió.
En estos años multiplico su fortuna pero nunca la felicidad es completa, añoraba mucho el pueblo y como bien decía se puede huir de las ciudades o de los pueblos, pero jamás puede uno huir de uno mismo. Fue cuando, por orden de el, me traslade a su pueblo con la intención de comprar con nombre falso todas las propiedades que vendió de su padre, haciendo mucho hincapié en la casa que desde su ventana veía la puerta principal de la iglesia.
Nos dio toda la documentación para que mi equipo averiguara realmente que fue lo que paso con las muertes de los tres hombres en la casa del alcalde. Hace unos días se presento un mendigo en el pueblo se instalo en la puerta de la iglesia mayor , sus ropas estaban totalmente raídas, con barba de muchos días y mas bien su pelo no era lo mas limpio y aseado. Como se hacia en los tiempos inmemorables lo empujaron y muchos domingos el párroco antes del sermón, quizás compuesto por la palabra de Jesús, salía a la puerta, lo insultaba invitándolo a que se fuera, y después hablaba la palabra de dios. Un día que había en la iglesia poca gente, se atrevió a entrar para la sorpresa de todos los feligreses que en esos momentos le pedía a dios por la salud de ellos, de sus familias, pidiendo algunos para que lloviera, se acerco a una mujer que lo miro de arriba a bajo un poco asustada y le pregunto quien había donado la figura de la virgen y la de su hijo en la cruz, la mujer le contesto que había sido una familia muy rica que habían muerto y que su único hijo lo vendió todo , se fue del pueblo no dando nada para ayudar a la iglesia, el vagabundo no dijo nada, se marcho con una sonrisa en su boca.
Los habitantes del pueblo se extrañaban por la conducta de este ser, que se ponía dos días pidiendo limosna y desaparecía cuatro y mas que debajo de esa ropa se le veía un ser joven. Todo iría bien mientras no intervengan las fuerzas de la ley mal aconsejadas por algún terrateniente. Uno de los días que estaba sentado en un banco se le acercaron y lo invitaron a que los siguiera, llevándolo a la presencia del alcalde, cuando le pidió su documentación el joven le dijo que tenia, esto enfureció aun mas al sr. Alcalde. Le obligo a que tenia que deja el pueblo la próxima semana, dejándolo en libertad. Siguió pidiendo aunque nadie jamás le dio nada. bueno nadie menos unas mujer que cada dos días llegaba con un ramo de rosas y le ponía una en sus manos, nunca quiso levantar la cabeza para que no lo reconociera. Su alegría estaba un poco obscurecida porque aun no la dejaban entrar en la iglesia. Pero pronto se arreglaría porque todo el equipo estaban trabajando para poder aclarar toda la trama que habían montado.
Los días que estuvo pidiendo comprobó, con mucha pena, que muchos del pueblo no habían cambiado ni nunca cambiarían y menos los que mandaban, con esos pensamientos y reflexiones. Fue caminando hasta la casa que tantos recuerdos le habían traído en su ausencia, recordando los rosales, cuando la mujer lo vio de llegar, fue tanta la alegría, que se podría comparar con una de un hijo. Se saludaron y lo primero que le dijo es que el primer día que vio al joven de la iglesia, sabia que era el, se quedo muy sorprendido. Comprobando la humildad de esta mujer y como le brotaba amor por todos los poros de cuerpo. Después de la alegría del encuentro el joven le contó todas sus intenciones, con forme iba hablando la mujer no podía para de llorar, agradeciéndole sus intenciones. Le dijo que en unos días había elecciones para votar al alcalde y se escuchaba que el cura lo destituiría por uno mas joven, no le respondió nada pero se dijo para si que la semilla que había sembrado empezada a germinar.
Cuando comprobé y escuche todo lo que quería, cambie totalmente mis vestimentas, me corte el pelo me bañe, recobrando mi identidad, el primero que me reconoció fue el barbero que se quedo muy sorprendido diciéndome que tenia un gran parecido con el vagabundo que estaba en la puerta de la iglesia, le dije que era el mismo y que me acordaba como se reía cuando su hijo le escupió. El hombre se quedo blanco porque muchos actuaban coartados y con miedo, me abrazo y me dijo que se acordaba mucho de mis padres.
En los días previos fueron llamados muchos a declarar entre ellos los que habían doblado sus fortunas en poco tiempo, otros por el caso del asesinato de los tres hombres, poco a poco todos fueron pagando sus errores, pidiendo perdón, incluso a la mujer de las rosas, que le permitieron entrar a la iglesia con el cura nuevo.
Mande arreglar su casa dándole mas terrenos para sembrar rosales, fue la envidia de todos lo pueblos. Cuando estéis tristes oled una rosa y cuando queráis demostrar vuestro amor REGALAD UN ROSA ROJA.
miércoles, 9 de abril de 2008
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