domingo, 24 de abril de 2011

DENTRO DE MÍ


Nunca jamás me podía hacer una idea de las cosas que me ocurrirían desde el momento en que decidí escribir mis libros, y la cantidad de historias reales que vendrían a mi mente.

Dentro de mí está escrita para que muchos de los seres humanos que buscan por fuera lo que tienen por dentro despierten y se valoren más, que se hagan muchas veces escaladores de unos mismos y se den cuenta de que tienen verdaderos almacenes de riquezas por dentro de ellos, y se mueren de hambre en sus puertas.

Hermano: ante todo te doy mis más sinceras gracias por acceder a escribir mi humilde historia. Mi lugar de nacimiento fue en Venezuela, en la ciudad más bonita que Dios creó, mi niñez como todos los niños de aquél tiempo, dónde la necesidad nos unía más, y las miserias las compartíamos juntos, con esa dignidad de ser pobre, pero aparte de las necesidades estaba la Libertad, la seguridad, y todo el amor de nuestros padres, que hoy y a través de ti les mando todo mi amor, esperando que estén aquí en esta dimensión llamada cielo. Si fuera así amigo, tú me lo transmitirías a través de tu mente para que yo lo busque aquí, como reflejé anteriormente mi niñez fue la más feliz, por el amor de mis padres y hermanos ya que soy el tercero de cuatro hermanos.

Si me lo permitís quiero nombrarlos a todos. Andrés: mi padre me dio raíces para crecer y alas para volar, a él le debo lo poco y lo mucho que fui, jamás a lo largo de mi vida vi una pareja que se quisieran más que ellos, aparte de nuestra familia que en aquél tiempo éramos seis, él le dedicaba muchas horas a mi abuela y mis tíos, y más dedicaba mucho tiempo a su hermana pequeña que al poco tiempo de nacer quedó paralítica como consecuencia de la poleo. Mi padre tenía una aserradora con muchos trabajadores, llevada por él y por mi hermano mayor, colaborando mi hermana pequeña Isabel, como administradora. Hombre siempre amigo de los amigos, todos le querían mucho por su honestidad y más aún por su forma de ser, jamás le negó nada a nadie, siempre dentro de sus límites. Aprendí de él el derecho a la libertad de cada hombre y mujer, fueran de la ideología, religión o política, o color de la piel. Me enseñó que la Tierra era un legado de Dios, dónde todos juntos podíamos convivir como verdaderos hermanos

Isabela: mi madre, mujer muy guapa dónde su estatura nunca le impidió ser una gran mujer, valiente y sincera, creo que si algún día pudiera le pondría un monumento a la paciencia y amor hacia nosotros, y a todo ser que la necesitara. Ama de casa con muchas virtudes, destacando entre ellas su arte culinaria, era una de las mejores cocineras, claro sin contar a su madre, mi abuela otra de sus virtudes era que a todos nos quería por igual, dejando el dinero que le sobraba para hacer cuatro montones para cada uno de nosotros a partes iguales, esto lo hacía desde que éramos pequeños, más tarde contaré que mi parte me sirvió para ese viaje que más tarde comunicaré. De ella aprendí la paciencia, el honor y la verdad, su abnegación y constancia me permitió verla como una mujer que nunca dejaba nada por perdido. Gracias Mamá.

Mi hermano mayor: Jaime un ser maravilloso creo que cogió las cualidades de mis padres y las suyas uniéndolas para sacar la palabra humano, siempre que yo o mis hermanos lo necesitábamos estaba ahí, con esa sonrisa eterna siendo capaz de apartar las nubes de un día nublado en un día de sol, le gustaba mucho la música en sus ratos libres tocaba el instrumento de su alma que nunca soltaba, su amigo el saxofón. En el trabajo le llamaban el Santo, nombre que él odiaba, pero los trabajadores a los que ese sábado lluvioso les salvó la vida lo veían como un autentico Santo. Según contaba uno de los trabajadores decía que el día había amanecido algo lluvioso, ya en el trabajo y cuando Jaime, sigo contando la versión de este trabajador, en un momento ocurrió todo, él nos gritó a mí y a tres compañeros, estábamos al lado de una gran pila de troncos muy gruesos cuando todos miramos hacia nuestro jefe, escuchando sus gritos que nos alejáramos corriendo, no lo pensamos salimos los cuatro corriendo, al momento los troncos rodaban justamente dónde un segundo antes estábamos ajenos al peligro que se cernía sobre nosotros. Según todos los trabajadores nunca dijo nada mi hermano, como supo que los troncos rodarían, si antes jamás había ocurrido nada semejante, ya que todos estaban apilados con una escrupulosa seguridad. En casa solamente un día que comíamos todos juntos lo único que dijo es que fue casualidad.

Pero para mí no fue casualidad, y más sabiendo que desde que era pequeño veía a mi hermano con muchas cualidades (paranormales), y por lo tanto tengo la sana convicción que no fueron casualidades.

De mi hermana Carmen tengo que decir que no solamente heredó la belleza de nuestra madre, también todas sus virtudes, trabajadora muy eficaz, amante y defensora de todos los marginados y de todas las personas que carecían de techo. Su eficacia era reconocida incluso por las autoridades ya que con frecuencia era invitada a muchos de los eventos que celebraban en la alcaldía y ayuntamiento. En el trabajo y con sus compañeros, según ellos era la dulcificación en persona todos la querían mucho porque al igual que podía llevar la administración, en algunos momentos se ponía su mono de trabajo y era uno más, su corazón era tan grande que no había categoría para ella, lo mismo hablaba con el obispo que con el vagabundo más pobre. Amigo a través de ti: le mando desde el cielo lo mejor para ella y quiero que le digas que nunca la olvidé, ni a ella ni a ninguno.

Bien, me queda la última y la más pequeña, mi hermana Isabelita: carácter muy variado creo que cogió un poco de todos nosotros, al ser una familia con tantas virtudes. Amante de la naturaleza y de la libertad, como todos nosotros era una trabajadora muy eficaz, y lo que más le perdía era cuidar a los animales, muchas veces en casa teníamos que llamarle la atención porque nos invadían toda clase de animales, la llamábamos cariñosamente “Noé” porque había animales de todas las especies, se le podía perdonar por el gran corazón que tenía, su simpatía y espontaneidad.

Bueno amigo me tocó a mí: fui creciendo rodeado de esta gran familia, pero al igual que yo crecía la libertad, y el espíritu aventurero, cuando llegué a la edad de 16 años hablé abiertamente con mis padres, sabía que la comprensión y el amor que ellos derrochaban me ayudaría a que me comprendieran. Llegó el momento después de la cena y en la sobremesa, quiero antes de continuar, decir que había una regla estricta que nadie se podía saltar, era cenar y comer todos juntos, y disfrutar de la sobremesa donde se aprovechaba para hablar y discutir los problemas diarios. Bien, cuando me dirigí a ellos sus caras eran un poema, pero no había tinté de sorpresas.

Narro y a través de este escrito la conversación: Papá, mamá, llegando a esta edad me gustaría recorrer el mundo y más concretamente Europa. Mis hermanos me miraban un poco asombrados menos Isabelita, que al ser como yo le parecía bien. Mis padres muy benévolos me dijeron que lo pensara bien, pero hagas lo que hagas nosotros te damos nuestra bendición, saltaba de alegría pero ellos necesitaban una explicación, les dije: papá, mamá habéis sido lo más grande para mí, me siento muy orgulloso de ser vuestro hijo y si hay más vidas volveré a elegiros como padres, las lágrimas muchas veces no deseadas corrían por sus mejillas, al igual que a todos mis hermanos. Papá me dirijo a ti porque como hombre me comprenderás mejor, quiero que sepas nunca me acobardo de nada, y menos aun del trabajo, tengo la fuerza necesaria para desempeñar cualquier tarea por muy agobiante que sea, nuestra familia es maravillosa y se sobradamente que el amor y el confort que hay aquí no lo voy a encontrar en ningún lugar del mundo, y no habrá nadie en mi camino que se capaz de hacer la comida que hace nuestra madre, pero tengo la decisión ya pensaba, sin marcha atrás. Mamá, un día nos dijiste que ahorrabas un poco para los cuatro a partes iguales, me gustaría que mi padre me la dieras ahora que me hace falta, lo uniré a lo que tengo ahorrado, y así podré viajar. Todos estábamos conformes.

El día 16 de junio, desde la barandilla del barco, que precisamente se llamaba Libertad les decía adiós a toda mi familia y amigos dirigiéndome a Europa. Cuando llegué al nuevo mundo que era para mí, estuve viajando en muchas ciudades, tengo que decir que aunque tengamos mucho dinero pero si no sabemos administrarlo este dura poco. Así fue cuando llegué a Alemania, prácticamente no me quedaba nada, recorriendo a trabajos temporales ya un poco preocupado y más con la añoranza de mi familia y el confort de mi casa muchas veces me tentó la idea de volver, pero muchas veces el orgullo es la fortaleza que nos da fuerzas para seguir adelante, unos de esos días que caminas sin rumbo fijo, entré en un bar donde me apetecía un café, después de estar un rato ojeando y leyendo los carteles vi de pronto uno que me llamó poderosamente la atención, hacía referencia a España, más en concreto a la Legión, pedían voluntarios, como me gustaba recorrer mundo y España, aunque en Venezuela escuché de siempre hablar de ella, no lo pensé y me apunté, y de un abrir y cerrar de ojos me encontré en una ciudad española llamada Ceuta, todo fue muy rápido me encontré en un mundo muy distinto al mío, militar y en medio de una guerra que no era la mía, pero como todas las guerras muy absurda, creo que fue en el 1936 aunque mantenía de tarde en tarde noticias de mi familia, una vez dentro de esta guerra perdí todo contacto con ellos, en los diferentes frentes en los cuales estuve, había uno que nunca olvidaré, en una ofensiva fui herido en una pierna por la metralla, siendo trasladado a mi cuartel de Ceuta, de dónde ya no me movería, la pierna no la perdí de milagros pero quedé inservible para el servicio activo.

Pero eso sí, no faltaron las decoraciones como héroe, pero lo que más me era urgente era saber dónde o que destino le darían a mi vida. Quería formar mi familia con esa novia que tenía desde que llegué a Ceuta, aunque me había quedado una paga no era suficiente, después de hablar con las entidades militares y gubernamentales llegaron a un acuerdo, que el ayuntamiento se encargaría de darme un cargo o plaza en el mismo. Me designaron el control de pesca la entrada y salida, cargo dónde quizás fue mi ruina, ya con el tiempo casado y con dos hijos, Jesús y Mercedes, perdón mi mujer se llamaba Aurora. Bien hablando del cargo, los amigos por hacer la vista gorda o bien me daban dinero o invitaciones en el bar, o lo que yo quisiera, esta fue mi perdición, había días que tenía que dar cuenta en el ayuntamiento y no podía ni hablar de lo bebido que estaba, después de tantos abusos un día el hígado me estalló.

Le pido perdón a mi mujer y a mis hijos, y aunque hoy aún está mi foto en el museo de la legión no me siento orgulloso de ella.

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