domingo, 24 de abril de 2011

LA ALEGRÍA DE ESTAR CON LA VIRGEN DE LOURDES


De nuevo llegar Lourdes es un gran sentimiento, al estar de nuevo con nuestra Virgen después de otro año pasado y deseado. Con alegría estoy en esas montañas, sin cansancio, viendo las imágenes de Jesús, Cristo.

La primera vez que pisé esta tierra me sentí flotar, no estuve cansada, no tenía ni sueño, eran momentos especiales. Desde niña fue mi deseo, y ahora lo he cumplido. Fue maravilloso, todo con mucha alegría y sentimiento, era inexplicable, subí a la montaña con mi menisco roto, ya que por mí no lo podría haber hecho, pero una voz tan especial de mi gran amigo me dijo: inténtalo, y yo pensé, si él me lo dice será así. Y así fue.

Un hermano del recorrido había tenido un accidente de moto y llevaba dos muletas, y sin pensarlo me entregó una con una sonrisa. Yo no quería pues a él le hacía más falta que a mí, no consintió de ninguna manera que se la entregara y subimos cada uno cogidos de nuestras parejas. Gracias hermano espiritual por tu bondad. No lo olvidaré. Gracias a este hermano que me enseñó mucho.

Cada año deseamos estar allí, ya son tres años, la Virgen para mí y a mi amor nos da mucha energía, así tenemos en casa su figura. Lo primero en llegar Lourdes es ir a ver a la Virgen, darle las gracias por estar allí otra vez. Nos vamos todos al prado cruzando el río bello por un puente y juntos nos cogemos de las manos, haciendo un círculo nos damos la energía y deseamos para todo el mundo y familiares. Empieza a salir el sol destellante que empieza a darnos bastante calor después de que fuera llovido, como tantas veces sucede. Pues es un recibimiento de la Virgen con esa gran luz. Así lo sentimos todos allí.

Nos abrazamos, y emocionados nos sentimos como hermanos; esto que escribo hay que vivirlo no hay palabras, es muy bonito. Todo lo que ves es bello, el aire es tan limpio, las montañas, los prados, esos pájaros, la naturaleza es muy linda, con mucho colorido, para mí es muy importante estar allí, es llenarte de energía y no pensar en la vida diaria. A las cinco de la madrugada mis hermanos, estando en la montaña esta última vez fue muy bella, como las demás, el viento nos acariciaba la cara, y el amanecer fue muy bonito, vi de vez en cuando una nube de corazones y así se lo hice ver a mi pareja. Entre colores bellos y el horizonte aparecía el arco iris, sentí hasta un gallo cantar, y algunas personas también.

Mi gran amigo nos dijo a cada uno cosas que nosotros deseamos oír con todo nuestro corazón de él. Yo me siento en esos momentos como si me bautizaran, es muy grande mi amigo y amiga especial, os queremos. Tus palabras me hicieron sentir viva de nuevo, viendo lo que he contado esos arcos iris y corazones en esas nubes. Tus palabras amigo, siempre tienen razón. Tu sabiduría es muy grande. Desde que os conocemos tenéis para siempre nuestro corazón amigo y amiga. Se hacen cortas las horas de nuevo viendo a la Virgen tan bonita y cogiendo agua para llevar, y poder dar a personas necesitadas. Nuestra salida de Lourdes es muy triste de nuevo, esas energías que nos lo dan todo. Sentirte muy viva al llegar a la monotonía de la vida, y apreciando menos la vida, que en Lourdes, allí eres muy humana, como me gusta a mí, es como si tuvieras los ojos más abiertos, aprecias todo más, hay mucho compañerismo, y en la monotonía de la vida normal esto ya no se vive tanto.

Nada más mi amigo, sigue siendo el mismo que en Lourdes, humano y querido por todos los que te conocen. Sois muy grandes en nuestras vidas, nos sentimos afortunados con haberos conocido, darnos la oportunidad. Gracias a vosotros por ir a Lourdes, pues sin vosotros no hubiéramos ido. Nuestros sueños no se hubieran realizado sin ver a nuestra Virgen de Lourdes. Gracias.

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