domingo, 24 de abril de 2011

MI PRIMER VIAJE A LOURDES


Desde hace ya bastantes años muchos hermanos han viajado cada año a Lourdes, a mí siempre me ha llamado la atención y este año me decidí a apuntarme y tuve la suerte de poder ir. Cuando subí al autobús en La Llagosta me llené por dentro de una ilusión difícil de explicar.

Cuando llegué a Lourdes me puse muy contenta, todo era precioso, los paisajes, y la gente con la que íbamos. Hicimos una gran cadena en un prado muy verde, en ese momento sentí que allí había una energía muy fuerte. Pero el momento que más me impresionó fue por la mañana, a las 5 íbamos todos a la montaña, hasta ahí todo iba bien. Cuando llegamos a la verja del Vía Crucis, estaba cerrada, pensaba que no la abrirían puesto que no encontraban a nadie, pero en ese momento miré a mi gran amigo que la sujetaba con la mano y supe que encontrarían a alguien.

Y llegó el gran momento, ese momento del que todo el mundo hablaba, me decían que era muy mágico, pero yo soy una persona que si no ve algo no se lo cree, así que esperé impaciente ese momento. Era una noche en calma y justo cuando llegamos a ese punto, nuestro amigo empezó a hablar y en ese instante empezaron a moverse las hojas de los árboles, durante todo el rato que estuvimos ahí nos envolvió un viento. Pero lo que más me impresionó era que me sentía muy bien en ese punto de la montaña, como si ya hubiera estado antes. Y finalmente, cuando nos fuimos de ese punto hacia el hotel el viento dejó de soplar.

El viaje a Lourdes se puede interpretar de diferentes maneras, personas que les impresiona ver a la Virgen de Lourdes y otras muchas en las cuales me incluyo es porque es como si volviéramos a un lugar en el que ya habíamos estado. Para mí Lourdes es un gran punto de energía, y creo que no se puede desaprovechar la oportunidad de hacer ese viaje, porque es un viaje en el que podemos volver a nuestras tierras y sentirse como no te puedes sentir en otro lugar.

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