Todo aquél que busca la verdad por un solo lado del camino está llamando al fracaso, unamos la sabiduría con aquél que viene en sentido contrario, para que entre los dos saquemos la medicina que necesita la humanidad. Cuando la ciencia se cierra creyendo que en los estudios y en la medicina está su gran verdad, no dejando ninguna puerta abierta para que por lo menos la dejen entreabierta y estudien otras vías alternativas que uniéndolas a sus austeras ciencias, sirvan para que todo ser humano, bien por la medicina convencional o la medicina para el alma, podamos y con un mismo fin ayudar a todo ser humano que nos necesite, sea por la vía que sea. Nunca estuvo, ni estará en mi pensamiento desacreditar a la ciencia ya que yo en muchos momentos me beneficie de ella.
Lo que pretendo es que se conciencie, y aunque no confíe en tantos charlatanes, curanderos, y más en esa extensa gama de personajes que hay a lo largo y ancho, en esto que llamamos mundo. Poco a poco la humanidad se va encerrando en ellos mismos, muchas veces por la falta de diálogo, convivencias, por perder unos derechos adquiridos que nos dan al nacer, y pocos hemos hecho caso de ellos, dejándolo en desuso dentro de nuestra alma. Hoy por hoy, muchas de las personas que se refugian en la medicina, es porque no le dieron la oportunidad de elegir quedando como única opción llenar ese vacío que nos aleja de la realidad, e ilusión, con la medicina igual que el alcohólico, o el drogadicto que lo llenan ingenuamente sabiendo que muchas veces los llevan al deterioro o a la muerte. Si pudiéramos hacer una cuesta en todas las salas de espera, de todos los hospitales del mundo nos llevaríamos una sorprendente realidad. Ya que muchas de estas personas lo único que necesitan es ser escuchados, amados y atendidos. Aquí es cuando entra en funcionamiento lo que el hombre inventó, miles y miles de fármacos para tapar un poco el dolor, y camuflar algo que pronto será peor que el cáncer, la soledad.
Esta historia al tener muchas partículas de realidad muchas personas se van a identificar con ella. En primer lugar me gustaría comentar algo que para mis creencias lo vi como tercer mundista, dejar a un ser pequeño que no decida si desea morir o seguir viviendo, por una religión o creencia que se puede remontar a varios siglos atrás, cuando hacían sacrificios humanos, pero hoy en pleno siglo XXI que se deje morir a un niño, porque su Dios no permite las transfusiones de sangre jamás lo aceptaré o comprenderé. Ese Dios que ama a sus hijos y desea lo mejor para cada uno de ellos, quizás sea el Dios que el hombre fue capaz de cambiar todas sus leyes, para sus egoísmos.
Cuando en casa de los Cáceres respiraban un ambiente inmejorable, en todos los aspectos económicos, laborales y sentimentales. Familia compuesta por Julián, Maite y Óscar de dos años, hijo del matrimonio.
Julián: ingeniero aeronaval con una edad muy joven pero con un intelecto superior a muchos de sus compañeros y amigos. Ya destacaba por su inteligencia, desde que tenía una corta edad, pero no solamente destacaba por su inteligencia, también por su amor a la naturaleza y sus grandes dotes de humanidad, volcándose siempre por los más desfavorecidos. Muchas veces las herencias no están basadas en una aportación económica, aunque es necesario. La herencia que recibió Julián fue precisamente el amor por todas las personas, y más si estaban en unas condiciones inferiores a los demás.
Pero también había algo que destacaba por encima de todo, era el gran estudio que hizo a todas las tribus de todos los tiempos destacando, los Aztecas y los Incas. Destacó por su inteligencia y su formalidad colaborando en muchos proyectos entre ellos en el avión más grande del mundo. Pero jamás se le subió a este ingeniero la fama a la cabeza, cuando podía y el tiempo se lo permitía volvía al lugar donde había nacido, es decir, entre gentes humildes donde muchas veces aprendemos más que de aquellas que solamente nos hablan de grandezas, de grandes eventos y riquezas.
Maite: hija única, a la que nunca le faltó de nada, muy creyente pero poco practicante, quizás un poco harta de tantos padres nuestros y demasiadas aves María, el tiempo que estuvo en el colegio de las monjas. Pero desde siempre, tenía muy claro lo que sería de mayor, sería médico especialista en el corazón, quizás porque desde pequeña vio morir algún familiar debido a sus corazones débiles, entre ellos el que le causó más pena, y la dejó marcada. Fue cuando ella contaba con doce años, y vio como su querida abuela se desplomaba a sus pies sin que ella presa del pánico pudiera hacer nada por ella, se juró así misma que salvaría muchas vidas dedicándose a la especialidad del corazón.
Hoy en día es una prestigiosa cardióloga, en un hospital con renombre en toda Europa. Maite jamás quiso saber nada que no fuera la ciencia, se reía de los curanderos, brujos o chamanes y aunque por parte de su abuela materna había descendencias con un gran acercamiento a la curación a través de las hierbas medicinales, incluso no es que no creyera es que cuando su marido le hablaba de las virtudes innatas de los Chamanes ella cortaba en seco dando una sonora carcajada.
Porque ella después de ver tantos casos de muerte fuera y dentro del quirófano, pensaba que si la ciencia no pudo hacer nada por ellos, como iban a hacerlo unos charlatanes de feria, o brujos que jamás habían salido de la selva. Pero lo que más sorprendía a Maite, era que todos los corazones que ella había operado y abierto, lo que más le sorprendía era que todos eran iguales, daba igual que fuera su dueño de color, indio, chino, creyente o no, rico o pobre, esto le demostraba que el interior de cada persona es el mismo. Siempre me pregunté porque el ser humano lo pone tan difícil siendo la vida tan sencilla, quizás es porque solamente creemos que hay un solo camino y en vez de averiguar si es que de verdad hay más nos encerramos en el nuestro. Muchas veces y por un estado maternal protegen mucho a sus hijos, en un principio es correcto pero en muchas otras ocasiones pueden ser no tan correctas. Ya que los padres algún día se tendrán que alejar de ellos, y en estos momentos tanta protección no le dio la oportunidad de ver el mundo por si solos.
Óscar, hijo de Julián y Maite, lo tenían entre algodones, no le faltaba de nada, pero muchas veces tanta abundancia nos hace a los padres no ver la realidad, porque aunque no le falte de nada, quizás le falte lo más importante nuestro cariño, y muchas veces nuestra comprensión, y aunque le hagamos muchos regalos, muchas veces con un simple beso, o un cuento antes de que se duerma puede convertirse en el mejor regalo. Creemos conocer a nuestros hijos, pero en realidad queda muy lejos que así sea, ya que si no nos conocemos nosotros mismos, ¿Cómo pretendemos conocer a los demás?
El comportamiento de Óscar cada vez era más raro, llamaba mucho la atención, era como si cada vez se encontrara más solo. Maite no sabía porque, incluso habló con unos colegas psicólogos pero ninguno le dio diagnostico exacto. Lo llevaron a todos los especialistas, incluso fuera de España, pero el niño seguía igual, y aunque lo llevaran a parques de atracciones infantiles, Óscar era como si no tuviera ilusión, jamás los padres nos damos cuenta que hoy en día los niños son como esponjas, y con una sabiduría más allá de nuestros límites, pero anteponemos nuestra infancia cono la de nuestros hijos, jamás aceptando que sean más inteligentes.
Aquél día el desespero era tan grande que los nervios de los padres estaban a flor de piel, el motivo era que Óscar se negaba a probar tocado, pero lo que más les preocupaba era su delgadez y ese sudor frío, que era como su compañero ya que estaba en muchos momentos de su corta vida. Después de darle toda clases de medicamentos, recetados por los colegas de Maite sin ningún resultado. Julián cogió romero del jardín y intuitivamente hizo una infusión dándosela al pequeño Óscar, que en segundos dejó de sudar y fue subiendo el color a su piel, abriendo su apetito. Maite, como una incrédula miraba asombrada a su marido, este con lágrimas en los ojos se limitó a decir que sabía desde pequeño las propiedades de las plantas curativas pero por no enfadarla jamás lo puso en práctica, pero ahora viendo que nuestro hijo la necesitaba no lo dudé ni un momento.
Con una gran admiración y más viendo los resultados, Maite se interesó y mucho por la habilidad de su marido y para sorpresa de este le dijo que desde ahora, estudiaría junto a él todo lo relacionado con la medicina natural, y con todo el cariño lo llevaría paralela a la medicina convencional.
Muchas veces nos tiene que pasar algo en nosotros o algún familiar para comprender que jamás debemos coger solamente un solo camino, y aunque no lo comprendamos lo mejor es no criticarlo, es mejor respetarlo. No quiero, ni tampoco pretendo desprestigiar a la ciencia y menos los grandes avances de la medicina moderna, pero desde siempre y en muchas civilizaciones tuvieron que valerse por una medicina, heredada de abuelos a nietos e hijos. La medicina natural también con muchos fallos a igual que cualquier método empleado para la sanación de los seres humanos, pero con un porcentaje mínimo de mortalidad.
Gracias al doble cuidado por su madre y su padre. Hoy en día es un joven deportista amante de los grandes laboratorios y de los campos donde se crían las plantas medicinales para todo tipo de dolencias.
Espero que este escrito lo lean algunos profesionales de la medicina y aunque no lo entiendan se esfuercen para respetar.
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