domingo, 24 de abril de 2011

MERCADERES DEL ALCOHOL


Mercaderes del alcohol, es una historia en la cual me vi de una manera casual muy cerca de ella.

Cuando y desde que somos niños hay momentos que jamás olvidas y más cuando la muerte se ensaña con una familia entera. Como comenté en mi primer libro, nuestra familia era muy humilde por no tener no teníamos ni agua, teníamos que ir a la familia de enfrente con un cubo el cual nos costaba unos céntimos, creo que esto fue lo que me hizo conocer más a fondo a toda esta familia, compuesta por los abuelos paternos, el matrimonio y tres hijos, dos hermanas y un varón que nació mudo, y por el cual aprendí a entenderme con los que les faltaba el habla. Pienso y creo estar seguro que esta familia estén donde estén se sentirá orgullosos de que sea yo el que saque a la luz su historia, para que muchos seres de la Tierra tengan fuerzas y dejen totalmente el alcohol a un lado. Y sepan que sentirán un placer al beber pero al final sus vidas terminarán en un cementerio como los nuestros.

Cuando era pequeño veía a esta familia que se peleaban más de la cuenta, sus gritos se escuchaban en toda la calle, ya y desde mi corta edad sentía mucha pena por todos ellos, en mi casa la explicación que me daban era que estaban enfermos, y no se soportaban unos a otros, más tarde comprendí y más hoy ya siendo adulto el motivo de su enfermedad, el alcohol. Muchas veces participé no directamente en alguna que otra pelea de esta familia, como dije anteriormente teníamos que ir obligadamente a por agua a su casa, donde tuve más de una vez que agachar la cabeza porque los zapatos volaban cerca de mí.

Hermanos: para todas las familias que hoy estamos en una dimensión muy distinta a la vuestra, es un verdadero orgullo que tú, al que siempre vimos muy distinto a todos los tuyos. El niño que no tuvo miedo de visitarme en mi cama momentos antes de morir, al que vi en ese instante como alguien muy grande, he seguido muchos de tus pasos, son muchos los que piden y a través de ti cogen la luz.

Mi nombre es Carmen, creo que de muchas de tus virtudes había una muy importante, saber lo que nos estaba pasando a toda la familia, y nunca tratarnos como los demás. Tú nunca nos criticaste, al contrario, fuiste muy delicado viéndonos como enfermos y no viciosos. Ese Dios que el hombre creo en la Tierra no se parece en nada en el que encontramos aquí, pero desde que era una niña así me obligaron a creer. Porque mientras que estuve en la Tierra y más cuando iba a la iglesia estaba siempre llena, pero nadie llamado cristiano y practicante se preocupó de ir a nuestra casa, porque aunque no era esa casa construida por el hombre también estaba en la nuestra ayudándonos, con el fuerte problema que teníamos todos con ese liquido mortífero llamado alcohol.

Dicen que hijos de alcohólicos no beben, al igual que hijas de prostitutas no son, pero hay un gran porcentaje que si lo son, esto fue lo que me pasó a mí, a mi madre y hermanos. Nuestro padre y abuelo paterno bebían con mucha frecuencia llegando a una convivencia no muy agradable, más tarde mi madre una gran mujer luchadora y fuerte, pero creo que hasta los muros de piedras con el paso del tiempo se deterioran, quizás esta pobre mujer ya sin fuerzas se entregó a esa maldita botella que la llevó muy joven al precipicio y a algo más fuerte, la muerte. Mas tarde y de una forma consciente y muy joven empecé a escondidas a tomar un poquito, más tarde otro poquito, donde me llevaba a un estado equivocado, pero agradable donde pasaba de la ansiedad a la euforia.

Pero qué lejos estamos de la verdad, cuando murió primero mi abuelo, y luego a los tres meses le siguió mi padre, quedando en casa los tres hermanos solos, pero muy bien acompañados por nuestra amiga la botella. Nuestras peleas era continuas, pero no había nadie que nos parara, ni amigos, y menos aún los profesionales.

Pero hermanos, no es lo mismo regar una flor con agua clara que hacerlo con lejía, esto último fue lo que me llevó primero a una larga enfermedad, y más tarde a la muerte. Quiero poner más nota de amor a tanto sufrimiento que tuvo que soportar mi amiga Candelaria, desde su niñez, juventud, y más tarde en la edad madura, era una mujer muy guapa, alta con un buen tipo, el alcohol le hizo envejecer rápidamente. Un día que fui a visitarla había muerto una vecina y le dije: Candelaria cuando se va a levantar de la cama, me dijo: jamás saldré igual que la vecina. Como una buena adivina a los dos días dejó la Tierra, dejándome como siempre un mal sabor de boca y muy triste.

Mi nombre es Paquita, hermana de Candelaria, te doy las gracias y más me siento orgullosa de que seas tú el que saques nuestra triste historia a la luz a través de tus humildes escritos. Hermano, parece que fue ayer cuando te veía entrar a nuestra casa, creo que tendrías unos siete años, pero para mí eras muy especial, pero con muchos miedos y más cuando tenías que atravesar el patio para coger agua, me dabas mucha pena pero veía en ti un niño hombre. Mi intuición me llevó a no estar equivocada contigo, y más por la labor que haces en la Tierra, para los que están y aquellos que como yo sé fueron. Quiero aprovechar esta oportunidad que me dan y a través de tu escrito para aconsejar a todas las personas que creen que porque se escondan detrás de una botella sus penas serán menos, muy al contrario, se os agrava más y más, arrancando del fondo de vuestra alma lo más preciado por todos los humanos, la salud.

Me fui deteriorando como una flor regada con agua ligada de lejía. Cuando por primera vez levanté la cabeza para salir del alcohol fue cuando me enamoré, también tenía derecho como todas las mujeres jóvenes, pero al contrario de muchas de ellas, que todo eran días de rosas y felicidad, lo mío eran días de espinas y amargura, esto se lo digo a todas las mujeres del mundo, no hundirse jamás si el amor no resulta como me pasó a mí, este hombre que de hombre tenía poco se aprovechó de mi ingenuidad y mi falta de rodaje con ellos que me hundió aún más en ese océano de dudas y mentiras. Era tanto mi desespero que llamé urgentemente a mi amigo inseparable el alcohol que de la mano y sin soltarme me llevó directamente a la tumba.

Antes de nada, muchas gracias amigo por tu tiempo, quiero que sepas que aquí en esta dimensión se habla mucho de ti, no solamente los que tuvimos la suerte de conocerte en persona en la Tierra, también los que ayudaste de joven y de adulto, los que te tratamos cuando eras un niño seguimos llamándote cariñosamente Antoñito.

Con este peculiar amigo me gustaría terminar el relato o historia totalmente real de esta familia amiga, esperando que haya sido de su agrado y al mismo tiempo quiero que sepan que ni antes ni ahora lo he olvidado.

Pepito, varón y el más pequeño de la saga pero con una dificultad desde su nacimiento, ya que no podía hablar, mayor que yo pero eso no impidió que fuéramos amigos, enseñándome a hablar con las manos y gestos como hacen los mudos, creo que cuando contaba con veinte años murió su madre, para él y para todos fue un duro golpe, que les llevó a beber mucho más agravando un poco más su dificultad para expresarse como los demás, llevándole muchas veces a la agresividad, pero cuando no bebía era un joven muy servicial, muy inteligente y con un buen corazón. Recuerdo que como no podía hablar bien no podía decir mi nombre, y me llamaba cariñosamente Cuco.

Carta para mi amigo desde el más allá:

Como pones en tu escrito desde mi nacimiento, mi dificultad era el habla, pero aquí ya no existen las dificultades ni nos impiden hablar correctamente como lo hacéis ustedes. Cuando eras niño, muchas veces jugaba contigo de los tres tu eras el más me entendía, quizás porque eras el único que se atrevía a entrar en mi casa. Quiero desde aquí agradecerte lo mucho que hiciste y estás haciendo por mi familia al escribir nuestra historia, porque esto nos servirá para coger más luz y unirnos fuertemente en esta dimensión en la cual estamos. Cuco.

Nota para el lector, cuando le dictamos a este hermano este escrito jamás queremos alzarlo, simplemente hemos dicho la verdad.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

En más de una ocasión, me pregunto a mí misma cómo es posible quedurante el tiempo en que me mantengo despierta, puedo ocuparme de mi,a la vez que cumplo con mis responsabilidades dentro de casa.Sencillo, es mi respuesta.Es algo que vengo haciendo por un día a la vez, y que ya se haconvertido en algo demasiado natural.No puedo alejar mi pensamiento de algo que no sea para mi provecho,oorque si lo es para mí, lo es para mis seres queridos. .]Si desvío mi pensamiento con otros rumbos, ignoro, y a la vez, noquiero ni imaginarme en qué condiciones me encontraría el día de hoy.Quién me ayudaría a resolver mis conflictos emocionales..., y cómo?A quién recurrir en un estado de crisis?Preguntas tan importantes que podrían ser el pan de cada día, sin elprograma de Al-Anon.

Anónimo dijo...

Saludos desde este pequeño rinconcito de la República Mexicana.En mucho tiempo, por no decir años, estoy leyendo a quien dice, puedeconvivir con un alcohólico, aunque esté de momento en estado desobriedad, que algunas veces es peor que si se mantuvieran activos.En cuanto a eso de la confianza, la verdad que yo no tengo nadita deella hacia otra persona que no sea mi Poder Superior,; he pasadomuchas situaciones incómodas -producto de la misma enfermedad-, y talparece que mi enfermito -por contagio-, ni cuenta se da de lo quesucede a su alrededor.Claro que le digo en el momento lo que veo, lo que escucho, y lo queestá mal, no simplemente por estar dando lata, pero sí es importantesaber lo que otra gente piensa acerca de mi, lo que tolero y lo queno.Por la gracia de Dios he llegado a los grupos presenciales tan solopara afianzar algo de lo mucho que ya estaba experimentando, y como loprimero que iluminó mi mente fueron las palabras "disciplina mental yfe", me dije de aquí soy.Intento por un día a la vez hacer que las compañeras, de una forma ode otra "entren" en debate acerca de lo que escribo, pero como dicePuri, es nula la participación por parte de la mayoría, cuando lo queenriquece es la participación no solamente para decir qué opino opienso de tal o cual lectura.Es de mis experiencias al aplicar el programa, qué o cuánto obtengosólo por hoy.Con especial afecto. .

Anónimo dijo...

"...leer, una y otra vez".Esta frase me hace reflexionar en que no nada más leyendo, podré sercapaz de resolver mis conflictos -emocionales-, ni mucho menos ayudara mi-s familiar-es enfermitos.He aprendido y comprobado que para que las cosas salgan mejor de loque yo quiero, cuento con la ayuda de un Poder Superior a quien llamoDios.Que Él está siempre dispuesto a venir en mi auxilio, pero..., sicarezco de Fe, qué esperar?No solamente debo recurrir a Él en esas ocasiones de mucha necesidad,angustia o simplemente, porque me acordé.Es algo que debo hacer por un día a la vez, y conforme vayapracticando esta nueva forma de vida, se irá adaptando a mi mente esanecesidad interior de estar más cerca de Dios que, aunque no lo vea,sé que ahí estará siempre.No me cuesta ningún trabajo extra el dedicarle unos minutos paraentregarle mi vida -pensamientos y acciones-.No puedo justificarme diciendo "no tengo tiempo" para entrar algrupo, porque el tiempo me lo doy yo."Dios no me pide mucho, pero sí me da mucho cuando le pido".