El título es lo de menos, ya que podríamos escribir mi vida junto a Antonio.
Quiero y aunque son muchas cosas las que pasaron por nuestras vidas, y de estos momentos muchos de ellos, con tintes de preocupaciones en lo que concierne a la enfermedad, crecimiento y nacimiento de nuestros hijos. Con esa economía no tan brillante como nos hubiera gustado, pero dejando todo esto a parte, aunque me sirvió para un crecimiento personal y una maduración como mujer. Pero mi intención hoy, y a través de este escrito es para que veáis un poco como se desarrolló mi vida espiritual.
Desde que era una niña y creo que aún hoy siendo ya una mujer, los miedos a todo y a todos era lo que muchas veces me impedía salir de noche. Venía de una familia muy numerosa y por lo tanto me sentía muy protegida y nunca sola. El mundo espiritual donde hoy estoy feliz, ayudando a mi marido en todo lo que puedo era para mí un mundo muy desconocido. Jamás antes en mi niñez, pubertad o juventud pensé en ello. Aunque era muy católica y algunas veces practicante, jamás pensé que había otras vías alternativas que me podían acercar a ese Dios que era como una sociedad privada para mi religión, la que se atrevió a hacerle unas cosas para la gente rica sin acordarse de que él era muy humilde y pobre.
Con el tiempo fui comprendiendo cosas que mi marido me decía, que luego para mi sorpresa ocurrían, así y de esta manera empezaron a llegar nuestros hijos, sus caricias y risas nos hacían el camino mucho más llevadero. Aunque tuvimos muchos momentos para disfrutar de ellos y más en sus crecimientos la luz de la espiritualidad resplandecía cada vez más en nuestros corazones. Cuando lo creímos conveniente empezamos una gran cruzada, primero criar a nuestros hijos, segundo el trabajo de mi marido que, con cuatro hijos le hacía ausentarse por necesidad muchas horas de nuestro hogar, y en tercer lugar ayudar a tantas y tantas personas que nos llamaban a nuestra puerta pidiendo un poco de fuerza.
Desde este escrito quiero dales las gracias a los cuatro por la paciencia que tuvieron y los buenos hijos que fueron y que son. Como Antonio dice, empezamos en una gran colectividad para más tarde conducirnos por una individualidad. Un buen día empezó nuestro pelegrinar por diferentes caminos, conociendo a muchos hermanos espirituales, aprendí mucho de ellos y gracias a este camino tenemos muchos amigos, pero mi miedo siempre estuvo y está presente en mi vida, también el qué dirán. Le pedía a Dios que Antonio en su pronóstico no se equivocara. Cada vez había más riesgo pero la fuerte confianza y fe de este hombre me fue envolviendo, cogiendo más confianza incluso en mi misma, llegando a pensar que esta sería nuestra misión en la Tierra, pero nunca podía llegar a pensar en el cambio que íbamos a experimentar en nuestras vidas, aunque salíamos muchas veces a reunirnos con nuestros amigos muy pronto llegaría el gran momento del que hoy disfrutamos.
Recibir en nuestra casa y aunque antes lo hacíamos pero muy restringido porque aún estaban nuestros hijos con nosotros. Hoy que cada uno está en sus casas tenemos mucha más libertad y tiempo para emplearlo para todas las personas que nos necesitan. Pero nunca tuvimos la necesidad de hacernos propaganda, lo dejamos en manos de Dios, y de ese boca a boca que hizo que nuestra casa estuviera y está cada día llena de personas necesitadas.
Pero quiero deciros que este camino aunque hay muchas rosas también tiene muchas espinas, fui cambiando en muchas cosas. Antes me acercaba más al enfermo, casi de una manera obsesiva por querer curarlo, sin darme cuenta que me estaba mermando mi capacidad física. Antonio me aconsejaba que no me parara en nadie aunque no la olvidara, hoy como siempre él lleva razón. Nosotros tenemos unos límites y jamás podemos ocupar el lugar de Dios.
Espero que Dios nos de fuerza y podamos seguir intentando ayudaros dentro de nuestra posibilidades. Y si alguien se siente defraudado no podemos dar más de lo que damos. Gracias a todos.
1 comentario:
Me llamo Inma y agradezco enormemente que me hayas acogido en tu hogar. Tu sonrisa me ha llegado al corazon, Maruchi eres una persona muy humilde, gracias
Publicar un comentario