Jamás entró dentro de mis pensamientos escribir un libro, a título póstumo. Pero dicen los grandes sabios que la muerte es muerte cuando olvidamos a nuestros seres queridos. Llamar a este escrito recuerdos, quiero o pretendo llevarlo a recordar a tantos y tantos hermanos que conozco los cuáles ya no están en la Tierra en un plano físico, pero sí espiritual, y a todos aquellos, que sin conocerlos aprovecharon mis energías para que sus historias no quedaran olvidadas o enterradas con ellos en esa tumba que sirvió como última morada.
Hoy, como un deber, y con el máximo respeto quiero escribir sobre nuestra amiga Montse, cambio su nombre por respeto a ella y su familia. Creo que cuando la conocimos era una niña muy bonita, la segunda de tres hermanas, como muchos arraigó a su Cataluña de sus amores. Bailarina desde hacía mucho tiempo en ese grupo llamado Gitane, pero la vida es un libro que en cada página que leemos pueden estar llenas de felicidad, o de las más extremadas amarguras, cuando pasamos de la pubertad a la juventud, es como una flor que está muy bien cuidada, que se le da mucho amor, nos corresponde con esos pétalos abiertos llenos de olor y bellezas. Pero que diferente es cuando esta flor es cogida por unas manos de odios, y sin escrúpulos cierra sus pétalos aunque sepa que llegó la primavera, y no desea que nadie la admire, cambiando sus pétalos multicolores por desafiantes espinas.
Cuando nuestra amiga se enamoró no tenía ni idea de lo que era, como un cuento de hadas llegó su primer amor, aún muy joven y sin mucha experiencia sexual, incluso en el plano sexual esta falta de rodaje. Fue a lo que la llevo a una boda muy precipitada y a un embarazo que limitó todas sus posibilidades de estacionar sus estudios y los planes laborales. Todo edificio que se construye con cimientos de goma, tarde o temprano se derrumba. Esto fue lo que le pasó a nuestra amiga, al poco tiempo y aún con su hijo pequeño se separaron, experimentando la desilusión de un mundo de cuento de hadas a una cruda realidad.
Cuando la conocimos, como a muchas personas fue en unos momentos delicados por unos análisis médicos, que les causó una tremenda conmoción y muchos miedos. Un día vino a verme, con ese miedo que nos hace dudar de todo. Quiero que comprendáis que lo único que hago en estos casos es darle todas mis fuerzas y de algún modo ayudarle a que pueda superar el miedo. Compartiendo con ella cada uno de los momentos amargos por los que tuvo que pasar en los diferentes hospitales, que como decía ella se estaba convirtiendo en una cobaya de la medicina moderna. Conforme su enfermedad fue avanzando su deterioro, fue imparable, pasó de la noche al día de una bella rosa regada con agua clara, a una rosa regada con agua ligada con lejía.
Dicen que si pensáramos en voz alta habría menos soledad. Creo que nuestra amiga Montse, aunque sus fuerzas estaban mermadas, les ponen a estos enfermos una venda en los ojos para que la realidad la vean de una manera confusa. Creo sinceramente que si no fuera así se volverían locos de ver lo que eran y en lo que se están convirtiendo. Pero quiero expresar aquí en este escrito un sentimiento que experimenté cuando hablan conmigo en privado estos enfermos que como un buen médico que le hace unos chequeos tienen unos seguimientos, para comprobar sus recuperaciones. Yo comprobé que cada día, siempre dentro de su grave enfermedad unas mejoras, porque la ciencia le estaba dando su mejor medicina para curar su materia gastada y combatir su enfermedad. Pero la energía que le fuimos dando era el complemento para que tuviera una mejor calidad de vida. Pero para mí era como una bonita vela que poco a poco se fueron apagando sus palabras antes de ser ingresada. Ese ingreso último donde ya no saldría. Fueron: Sr. Antonio, ¿verdad que yo no voy a morir? Otras veces me decía que tenía miedo, que le ayudará. Así lo hicimos, dentro de nuestros límites le ayudamos en casa, y en el hospital, dándole el último día todo nuestro amor para que viajara en paz.
1 comentario:
Sr.Antonio soy Carmen, el otro dia fui a verle por primera vez, me transmitio mucha calma, me dijo cosas que solo yo sabia. Antes de despedirnos le pregunte por mi abuela Andrea y sin yo decirle nada, usted me dijo lo que estaba pasando. Hoy he estado con ella y la verdad es que está muy malita, usted me dijo que llegado el momento la cogiera de las manos y no llorara, pero cuando se yo que es el momento?? me podria usted decir algo. Un beso y garcias por todo.
Publicar un comentario