domingo, 24 de abril de 2011

LATIDOS EN LOURDES


(Octubre de 2010)

Recordando aquellos días tan maravillosos, lo primero que dice el corazón es reencuentro, paz y hermandad.

Llevaba años queriendo ir a Lourdes, pero por una cosa o por otra nunca me lo planteé en serio, hasta que este año algo me decía que tenía que ir.

Este viaje ha sido como un viaje astral, no tengo la sensación de haber estado físicamente en Lourdes, es como si todas las experiencias que viví allí fueran mensajes, recuerdos, todo era por algo, hasta con las personas que me sentaba a comer que no las conocía de nada, sé que fue por algo, hasta el sol que salía en aquel momento, el viento en la montaña, todo recobraba vida y sentido.

La primera emoción que tuve fue cuando quedamos todos en la Llagosta, antes de salir, vi a Antonio y Maruchi…y pensé…que eran como pastores de aquel gran rebaño, formado por unas 120 personas, que aunque fuéramos muchos, estaban al tanto de todo y de todos. Son pastores que no dejan que su rebaño se pierda en la niebla, o se descarríe por algún camino.

Después del viaje y apenas sin dormir, encontré las fuerzas para todo el día, incluso por la noche, que estuve acompañando a la gente que estuvo cantando hasta bien tarde.

La segunda emoción fue ver aquella gran avenida, llena de cruces y al final la catedral. Me asaltaron las lágrimas y la verdad que yo misma me sorprendí. Aún hoy, no sé qué emoción sentí exactamente, creo que fue una mezcla de alegría…de nostalgia…de conectar con mi ser interior…Claro que después, Antonio en uno de sus mensajes dijo que antiguamente habíamos estado en aquellas tierras y fue entonces cuando entendí que posiblemente lo que sentí fue la emoción del inmigrante que vuelve a su tierra natal, el reencuentro con sus olores, su cielo, sus bellos árboles, el rojo de sus hojas, el agua…fue como volver de nuevo a casa.

La tercera emoción fue vivir la Hermandad, sentía que todas las personas formábamos una gran familia, incluso me sentía conectada con las personas que visitaban Lourdes y que nunca las había visto. Tenía la tranquilidad de poder caminar entre gente llena de bondad, o por lo menos eso es lo que a mí me parecía.

Otro momento donde viví la Hermandad fue cuando todos formamos una gran cadena en mitad de aquel prado, sentí que no había 120 personas, sino que la energía que corría por nuestras manos nos hacía ser uno. Y qué decir del sol que nos regaló la Virgen.

Después visité el interior de la catedral. Me dirigí a una sala donde oficiaban misa. Era una sala pequeña, de piedra, con lámparas de oro viejo y velas por todo el espacio. La verdad que para la cantidad de personas que estábamos, la sala se hacía pequeña, de hecho el ambiente era algo húmedo y había cierta neblina. Fue allí entonces donde viví mi cuarta emoción, en aquel bucólico sitio que me recordaba a las pequeñas iglesias medievales, además en ese momento una chica joven comenzó a cantar, parecía la voz de un ángel…y entonces cerré los ojos y sentí como mi corazón se llenaba de paz. Tenía tantas ganas de llorar, me sentía tan bien. ¿Será que conecté con mi ser interior?, ¿o que comenzaba a despertar algo nuevo en mi?...en fin no sé…, pero de lo que estoy segura era de que lo que sentía era algo bueno.

Otra de las emociones que viví y de las que más me impresionaron, fue el día que formamos una gran procesión hasta subir al Monte del Calvario.

Aquella mañana madrugamos mucho y la verdad que me costó levantarme, pero por nada del mundo me hubiera perdido esa experiencia, fue genial. Las personas en silencio y en fila india, hasta llegar a la puerta de entrada al monte, que se nos presentó cerrada. Supe y confié en Antonio y Maruchi, sabía que lo resolverían junto con la Virgen y los Hermanos de Luz. También llegué a pensar que se nos había puesto una prueba para que aprendiéramos a confiar. Y fue en ese momento donde recordé esas películas donde el pueblo egipcio huía con Moisés, la cantidad de pruebas que les ponía el Padre y como tuvieron que aprender a confiar en Él.

Una vez abierta la puerta comenzamos a subir la montaña rezando y como he dicho antes, nuestros pastores, nuestros guías, Antonio y Maruchi en la cabecera, cogidos del brazo, hasta llegar a un descansillo que quedaba detrás de una de las escenas de Jesús en el Monte del Calvario. Allí los rodeamos y con la mirada llena de paz nos fueron dando mensajes a cada uno de nosotros, y lo sorprendente fue como Antonio sin moverse las horas que estuvimos, aguantó y pudo dar a cada uno de nosotros un mensaje distinto y que te llegaba al corazón. Me sentía en aquel descansillo apartado del paso de la gente, como los antiguos cristianos que se reunían a escondidas ya que eran perseguidos por su Fe.

Y por último, sin extenderme mucho más, decir que mi penúltima emoción tiene que ver con la que me produjo ver a la Virgen. Estuve rato explicándole y poniéndole al día de mi vida y de mi gente. La verdad es que no hubiera hecho falta, ya que ella siempre está al corriente de la vida de todos.

Mi último latido en Lourdes tiene que ver con los dos seres más especiales que he conocido nunca, Antonio y Maruchi, ¿quién hay hoy en día que dedique su tiempo libre y abran puertas de su casa de manera altruista? La verdad es que son un ejemplo y como le digo siempre a Antonio: “para mí son las personas más parecidas a Jesús que puedan existir en la Tierra”, pese a que la humildad no les permita reconocerlo.

Quizás pienses ¿qué imaginación tengo?, pero la verdad, que como he dicho antes, el viaje para mí fue una explosión de emociones, de sensaciones o ¿quizás de RECUERDOS?...

Os quiere y jamás os olvidará una alma pequeñita.

1 comentario:

Navia dijo...

Buenos días, No se si este blog sique activo, ni si alguien vera este comentario. Lourdes, que decir, a mi me llevo mi marido en un momento muy delicado de vértigos muy fuertes, no me di cuenta hasta que estábamos a una hora de la ciudad mágica. Hace tres años que vamos, y en breve volveré, también la tengo en mi casa. No tengo más que palabras de agradecimiento , y de alegría. Si bien aún me da algún mareo nada que ver a lo que tenia. Mi marido que no creeia pare4ce otra persona cuando vamos, es todo tan especial.Sr. Antonio gracias por su labor en breve volveré para contarle algunas cosas....un saludo a todos.